 | Llegué a Italia, unos días después que ella, y me estaba esperando paradita en el hotel, hacía un calor infernal, salí del taxi y la machuqué a mi princesa, le di muchos besos y abrazos…
Nuestro tour empieza a los dos días de haber llegado a Roma, y uno de los destinos era Capri. Como los dos somos playeros y morimos por el agua turquesa, había decidido que ahí tenía que ser la pedida.
Llegamos a Capri y me sentía tenso, porque el tour solo nos daba 50 minutos libres para ir a la playa solos, (buuu) y solo contaba con ese tiempo para la pedida. Así que tenía que ser bien rápido.
El speech era muy importante para mí por eso pasé las 18 horas del vuelo, redactando y poniendo lo que ya quería decirle de muchas forma. Cuando entré a migraciones para hacer trasbordo me di cuenta que la carta la había dejado en la solapa del asiento! Nooooo.
Para la pedida alquilé un bote, y me hice amigo del dueño del bote, un italiano. Le conté lo que planeaba hacer y me contestó muy entusiasmado: ¡qué lindo lugar para pedir a tu novia!
Recogimos a Barbi del muelle y nos estuvimos paseando un ratito a lo largo de la playita, luego le dije a Barbi para bajarnos a una islita. Mientras tanto el italiano, dueño del bote, por su lado, le contó a una señora que estaba en la playa lo que quería hacer y bueno la señora buena gente, se puso las pilas, organizó a sus amigos de la playa y apenas bajé con Barbi, la señora y 25 personas más, rodearon a Barbi, (se puso roja), vi su cara de asombro y bajé del bote, casi se me cae el anillo al agua, jajaja, y la pedí. Le dije lo que me salió del corazón en ese momento.
Luego tuvimos que correr de nuevo al tour, para no perderlo y esos fueron los 30 minutos más bonitos de mi vida. Me saqué un peso de encima también, pero ya sabía que me iba a decir que sí, jejeje.
|